Para este director de cine las mujeres son una influencia importante en su trabajo y vida personal, lo cual se refleja en su reciente cinta "La vida precoz y breve de sabina rivas"
Hace poco platicamos con el director de cine Luis Mandoki acerca de su filme “La vida precoz y breve de Sabina Rivas” y aprovechamos para preguntarle acerca de cómo ha sido su trabajo con las mujeres en el cine, para lo que comentó su gusto de colaborar a lado de ellas por su inteligencia, además de su sensibilidad, porque les aprende mucho, comentó que “Tienen una manera de ver las cosas que a veces a los hombres se nos escapa”.
Mandoki recordó a Susan Sarandon cuando filmaba White Palace (1990) y a quien durante el rodaje le tocó filmar una escena difícil de sexo oral con muchos bits emocionales, para lo cual el director le dio la instrucción paso a paso de como desarrollar la escena, pero también le dijo que no quería limitarla, pues sentía que no les estaba dando el espacio para crear la escena libremente, a lo cual ella contestó: “Lo que has hecho me gusta porque generalmente cuando he tenido que realizar escenas de amor los directores sólo te dicen muéstrame la escena como la quieres hacer. Y cuando pasa eso como mujer y actriz te sientes expuesta, en cambio de esta forma hago lo que el director está pidiendo y me siento más libre y protegida”. Este comentario de la actriz representó para Luis Mandoki una lección en muchos aspectos, “fue la forma de Susan de explicármelo, las mujeres tienen una forma muy peculiar de decir las cosas, son muy claras y libres”.
De esta forma, Mandoki reconoció el trabajo y el talento de las mujeres que han estado cerca de él en su trayectoria, su esposa Olivia ha sido fundamental en su proyecto de vida y siempre ha estado con él, apoyándolo. El director cuyo primer largometraje Silent Music (1976) fuera premiado en el Festival de Cannes recuerda el talento de Olivia como decoradora en esta su primer película, pero cuando ella decidió ser mamá él se dio cuenta de que su trabajo como director en los días más difíciles no se comparaba con el trabajo de la mujer en el hogar un día entero. Así, hoy sus hijas Camille y Michell son sus maestras y quienes, asegura, “lo ponen en su lugar”.
Sin embargo, desde lo más profundo de su corazón y de su memoria, con un brillo especial en su mirada, Mandoki recordó a Lola, quien fuera su nana, “una mujer indígena que me enseñó mucho, incluso quizá en esta película (La vida precoz y breve de Sabina Rivas) y en Voces Inocentes (2004), vienen parte de ella, quien me mostró el otro lado de México, el alma y la espiritualidad”.
Precisamente en su último filme donde retrata el fenómeno de la migración y el crudo peregrinar de los centroamericanos en su paso por el sur de México rumbo a Estados Unidos, la cual está basada en la novela “La Mara” de Rafael Ramírez Heredia, muestra de forma cruda cómo funciona el mundo de la migración centroamericana al sur de México, pero a través de Sabina Rivas, una adolescente centroamericana que lucha por alcanzar su sueño aunque el precio sea demasiado caro.
“Es una historia sencilla en el fondo, es la lucha de una mujer por lograr su sueño y qué mujer no lucha en este mundo por lograr su sueño y qué mujer no se enfrenta en este mundo a miles de obstáculos que le impiden lograrlos, sólo que en el caso de Sabina su lucha y obstáculos son extremos y eso de alguna manera me pareció (por la forma en que ella lucha, con total dignidad humana) que aunque se estrella y se estrella contra los obstáculos, pero no por su culpa, es un ejemplo de que muchas veces nos damos por vencidos, si no es a la primera sí a la segunda y este es un ejemplo a seguir de que a Sabina nadie la detiene a pesar de que se enfrenta a gigantes monstruos”.
De acuerdo con Mandoki, a pesar de lo duro de la historia, el personaje de Sabina deja en el espectador la fuerza de decir, “no me voy a dejar, no me voy a rendir, voy a lograr lo que yo quiera y por otro lado te abre los ojos ante una realidad. Siento que se logró transmitir lo que el guión debía y al mismo tiempo, siendo un tema duro, creo que se logró plasmar tanto la obscuridad como la luz”.
Pero respecto a su relación y admiración hacia las mujeres Mandoki, no dejó de recordar a una de las mujeres más importantes de su vida, sino es que la más importante, porque es quien le dio la vida, Eva, su madre Eva quien tiene 83 años y sigue trabajando, manejando, quien tiene un espíritu vital y siempre habla de lo bello de la vida.
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