El liberalismo económico, la apertura económica de la fronteras, el fin de los cánones o las restricciones económicas de países liberalizados sobre aquellos que aun se encuentran en vías de desarrollo, son simplemente una pequeña muestra de lo que la economía global o la liberalización de los mercados hoy en día suponen contra todos nosotros para bien o para mal.
Hoy día la globalización económica y sus consecuencias contra el planeta debido a su forma de producción desmesurada, las cantidades ingentes de CO2 emitidas contra la atmosfera y el descontrol en cuanto a los residuos vertidos en mares, ríos ,etc. constituyen la más seria amenaza contra el futuro bienestar del mudo.
Según una encuesta de opinión británica realizada por Ipsos Moris en septiembre de 2006. El antiguo vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore y el francés Nicolas Hulot, son figuras clave en este escenario en donde se debate y se invita al debate sobre la económica del cambio climático y sus consecuencias.
El calentamiento global ha escalado posiciones en nuestras conciencias colocándose en lo alto del escalafón y escena político-social. Pero ¿qué está pasando con las políticas medioambientales que todavía no son
populares frente a otros temas de interés social? ¿Es que el debate de sensibilización no ha calado realmente entre nosotros? O ¿simplemente es un hecho más que está ahí pero muy lejos de ser alcanzado todavía?
Al parecer en campañas electorales como la francesa del año pasado, Nicolas Hulot y su pacto ecológico, ayudarán a colocar muchos temas de política medioambiental en los primeros lugares de la agenda, urgiendo a los candidatos a apoyar un impuesto sobre las emisiones de carbono y la creación de un primer ministro adjunto para el desarrollo sostenible. Por el contrario en U.K, tales asuntos quedaron relegados o perdidos durante el 2005, aunque hoy día se encuentra desempeñando un papel crucial en la carrera hacia Downing Street a manos del conservador David Cameron.
Pero la cuestión aquí se cierna en una simple cuestión ¿es realmente el calentamiento global una fuente de hipocresía política o un esfuerzo aunado de algunas persona influyentes y concienciadas por el tema?
Científicos y políticos de todo el mundo advierten de tal asunto y más aun Jonathon Porrit, presidente de la Comisión para el desarrollo sostenible del gobierno británico, escribió que “solo ante la amenaza de una
catástrofe grave, se producen la necesaria cooperación internacional, la conciencia y la solidaridad”. Y tras esta definición yo lanzo la pregunta ¿tenemos que vernos en tal situación para reaccionar contra tal caótico desastre? Podemos pensar que los sistemas políticos de todo el mundo junto con una explotación global de países en “vías de desarrollo” por aquellos que ya han alcanzado y quieren mantener su estatus en una economía controlado por multinacionales no han acabado de aceptar lo que a simple vista parece tan evidente, ya que como dice Al Gore en su documental, “parece una verdad incómoda” y como tal, incomoda asumirla o ¿puede que ni siquiera incomode?
La económica global es consciente de todo ello y como sistema complejo que enlaza naciones enteras a través del comercio y el flujo de bienes y servicios e información, “sus decisiones tomas en una parte del mundo pueden tener consecuencias significativas para las comunidades en distintas partes del globo.” (Haggett, 2001). Yo añadiría que tales consecuencias significativas ya se han alcanzado y que de no ser cambiadas o reguladas de forma seria y consciente la situación económica, social y cultural de miles de países desaparecerá de la faz del globo.
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