Dicen los sabios de economía, “Planea tu trabajo, trabaja tu plan”. Por obvias razones y de acuerdo al calendario existen las actividades periódicas, usualmente anuales deben ser planeadas, porque cuando un empresario tiene cierta experiencia en su empresa, le es posible anticipar los ciclos de su negocio.
Por ejemplo, una papelería tendrá su temporada alta en los inicios de los semestres escolares y en cambio sus valles de actividad durante las vacaciones veraniegas y decembrinas, fechas inclusive, en las que usualmente debe invertir en inventariar sus bodegas; en contrapartida, los fabricantes de piñatas, trabajan todo el año, casi para satisfacer la demanda en épocas de posadas, así lo indica José Manuel González,
director de Nuevos Negocios en Te Creemos.
Para el directivo, la planeación permite anticipar los niveles de demanda durante el año, lo cual debe hacerse de manera realista, por las ventas estimadas y sobre todo los flujos, ya que una empresa vive del efectivo que genera y no de las ventas. No se pueden cubrir los gastos en base a cuentas por cobrar, por ello tomar en consideración que sí se otorga crédito, se debe contemplar cuándo se cobra, no cuando se vende.
Por lo anterior, considere los siguientes gastos para integrar su planeación:
1.-Es importante también estimar los gastos tanto los fijos como los variables, en este caso los primeros, son aquellos en que se va a incurrir, independientemente de la actividad del negocio, los sueldos y las rentas hay que pagarlas, haya ventas o no, porque son fijos.
2.-En cambio los variables son por ejemplo la materia prima utilizada para producir, depende de cuánto se fabrique (aunque no se venda), por ello, para las empresas de producción será sumamente importante determinar (planear), cuánto fabricar y cuánto mantener en inventarios (insumos, materia prima, productos terminados) para satisfacer la demanda, estos gastos son variables mientras más se vende, más inversión habrá en estos rubros y viceversa.
Ahora, cuando se estiman, digamos mensualmente los ingresos y los egresos, se podrán conocer los periodos de superávit y también aquellos dónde se prevén presiones al flujo de efectivo para pagar los gastos y costos del negocio.
¿Qué pasa cuándo nos hace falta efectivo? ¿De dónde va salir? Lo pueden aportar los socios, quienes a veces lo cooperan al no cobrar su sueldo, cuestión que se considera un pasivo, ya que se inicia un proceso de “tapar un hoyo y destapar otro”.
Después cuando el empresario requiere pagar colegiaturas, tendrá que valerse de los flujos del negocio que “le debe” y el problema no se resuelve de raíz.
González cuestiona lo siguiente: ¿Contarán con líneas de financiamiento de corto plazo para tener asegurados los flujos de capital de trabajo? ¿Las líneas son suficientes? Pues si así fuera, también se habrá de planear y estimar los gastos financieros, a fin de que no impacten los resultados del negocio.
Finalmente, hay que dejar espacio para cuando las cosas no salgan tan bien, es cuando vienen presiones en ventas o cuentas por cobrar. ¿A poco no es sumamente estresante andar malabareando los flujos cada quincena? De no haber sido debidamente planeados, se financian con tarjetas de crédito o cualquier fuente a su alcance, porque es…¡Urgente!
Se consume la energía del empresario y es posible que el negocio inicie una desafortunada espiral de sobre endeudamiento.
Planea tu trabajo, trabaja tu plan.
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