viernes, 25 de enero de 2013
Beach & business, ¿un Cóctel rentable?(Argentina)
El sueño de muchos CEOs suele ser retirarse a mediana edad, regenteando un bar en alguna playa caribeña o del medio del Pacífico.
Hasta entonces, las reposeras frente al mar pueden servir para hacer negocios. O para complicarlos. Los expertos opinan si conviene o no hablar de números en la playa o en el velero y exhortan a hacer volar la imaginación.
Combinar relax con negocios no parece ser tarea complicada para los empresarios de raza. Para ellos, en la temporada estival, el deck de cubierta del yate suele ocupar el espacio del campo de golf en el invierno. En Pinamar, Punta del Este, José Ignacio o Laguna Garzón, los empresarios convocan por estas semanas a sus colegas a cenas en donde los balances, las proyecciones y las ideas suelen derivar en buenos tratos durante el año. Para quienes quieran imitarlos, sin embargo, el cóctel de playa y negocios tiene sus riesgos. Y, por eso, expertos dan sus consejos sobre qué hacer cuando la oportunidad nace en medio de reposeras y aperitivos.
Para empezar, los consultores dedicados a la Alta Dirección no se ponen de acuerdo si los momentos de relax pueden ser buenos para hacer negocios o si son contraproducentes. La pregunta deriva incluso en respuestas antagónicas. Pablo Tigani, titular de la consultora Hacer, es uno de los que no ven trabas: “Por supuesto. Una cosa no tiene nada que ver con la otra, además con la cabeza más fresca, sin ‘rutinas’, las ideas fluyen”, afirma, y explica: “No encuentro ninguna incompatibilidad, cerrar un negocio para un hombre de negocios es tan placentero como tomar sol, o jugar vóley en la playa”.
Etiqueta de temas
Sin embargo, en el velero, el parador o en cenas entre empresarios, alerta que “hablar de política, política económica o de enfermedades está prohibido terminantemente”. En cambio, recomienda tocar “temas diversos, relacionados con arte, cultura, deportes, novedades tecnológicas, viajes y placer”. Al margen de los negocios, “los cafecitos en el parador, las cenas y la sobremesa también pueden ser espacios muy ricos para estrechar vínculos”, finaliza.
Francisco Gonzalez Salvia, consultor de Capital Humano de la consultora Auren, afirma que, lo ideal, “es tocar temas positivos que integren a las personas, que las desestructuren y que les permitan seguir disfrutando de una buena experiencia”. Entre todos los temas, aconseja contar buenas anécdotas personales, tanto las exitosas como las que no lo son tanto: “contadas en forma auténtica y cotidiana captan la atención de la gente, las conectan y les permite llevarse buenos recuerdos de los momentos, de los lugares y de las personas”.
Para Daniel Piqué, presidente de PCG Consulting, los momentos de relax pueden ser buenos para hacer negocios sólo “si no se convierten en la única actividad” de las vacaciones. “Los números son para ver en otro momento y en otro contexto. Lo importante en estos momentos es la generación o refuerzo del vínculo. Son momento en donde las barreras de negocio están más bajas y es un excelente momento para ganar confianza”, reflexiona.
Contra la corriente
En la película Una acción civil, un abogado recibido en Yale -interpretado por John Travolta-, es invitado por uno de los ejecutivos de la empresa demandada -interpretado por Sidney Pollack- al Harvard’s Club, puesto que éste último era egresado de esa universidad. Cuando su anfitrión le pregunta “qué quiere”, Travolta comienza con un petitorio de temas por arreglar. Pollack, con gesto adusto, lo frena y le dice en voz baja “… me refería a qué quería para tomar, aquí nunca hablamos de negocios”.
La historia la trae a cuento Claudio Nicolini, presidente Delta Management Consulting, quien rechaza que el golf o la playa sean vehículos para hacer negocios entre los ejecutivos. “Aun cuando a algunas personas les pueda resultar provechoso, la palabra negocio quiere decir ‘lo que no es ocio’; y, como tal, es un antónimo del relax”. Este, a su vez, debe servir para poner a descansar la mente: “El hachero, de tanto en cuanto, se sienta solamente a ‘afilar el hacha’”. Sin embargo, explica, “una cosa es hacer negocios y otra es pensarlos”. Y, en este sentido, afirma, parafraseando a León Gieco, “muchas de las grandes ideas surgen ‘pensando en nada’”, es decir, en medio de los “espacios de creatividad”, que pueden ser en la ducha o, en su caso, manejando. Por eso, más que negocios, Nicolini dice conocer muchas ideas surgidas en las vacaciones, porque “el relax es una de las bases de la creatividad”.
En relación a las fiestas empresarias en enero, el titular de Delta considera que “obviamente somos invitados por una razón, pero no es ‘para hacer negocios allí’, sino para formar parte de una comunidad que puede hacer negocios”. Por último, sugiere que la “confusión” entre relax y negocios nace del hecho de que el argentino tiene una habitualidad de que un negocio se cierra con una buena comida: “Hasta figura en los manuales de recomendaciones de cómo negociar con argentinos, pero una cosa es una cena en situación laboral, y otra, muy diferente en vacaciones. En el verano, los códigos son diferentes, al menos para la mayoría de quienes hacen negocios”, finaliza. Pedro Ylarri
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