miércoles, 3 de abril de 2013

La era dorada del gas y sus "aportaciones" al cambio climático

El precio del gas se reducirá de forma significativa en los próximos años, según la AIE.
El CH4, principal componente del gas es 72 veces más contaminante que el CO2 y el 'shale gas' pone en riesgo los depósitos subterráneos de agua potable.

El gas natural y el "shale gas" se erigen como alternativas energéticas al carbón y, en menor medida, al petróleo debido a que su abundancia reduciriá su precio. Sin embargo, el proceso de explotación del gas es muy pernicioso para el medio ambiente,  ya que además de poner en riesgo las reservas de agua potable, puede llegar a contaminar hasta 72 veces más que el CO2, lo que incrementa su impacto en el cambio climático.  
La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en conjunto con decenas de expertos de empresas públicas y privadas elaboró un reporte especial sobre el impacto del gas en la economía que hace hincapié en los escenarios a futuro y toma en cuenta la irrupción del ‘shale gas’ en el mix energético global.
En 2013, la energía que utilizamos procede en su mayor parte del carbón, cuya combustión emite una serie de gases con efecto invernadero (GEI), como el CO2, que son nocivos para la salud humana y el medio ambiente en general.  Sin embargo, los pronósticos de la AIE indican que en 2030 el uso del gas superará al del carbón y afirman que, en 2035, un 25% del consumo energético mundial provendrá del gas. Cabe señalar que el 80% del incremento en el consumo de ese recurso se generará en países emergentes. 
Un recurso abundante
Según la AIE, el gas natural es un recurso abundante en “todas” las regiones del mundo, lo que garantiza el consumo para los próximos 75 años en cada una de ellas por separado a la tasa actual de demanda.  Además, los yacimientos descubiertos a la fecha son suficientes para abastecer el consumo mundial actual (5.1 billones de metros cúbicos por año) durante 250 años.
Sin embargo, el acelerado crecimiento en China, así como el de Medio Oriente y la India incrementarán de forma sensible la demanda. Sólo en India, ésta se multiplicará por cuatro en los próximos 25 años, la de Medio Oriente se duplicará e igualará a la de China que, a su vez, será equivalente a la de toda Europa.  
Aún así, los países no parecen temer una escasez de gas. Cálculos recientes indican que las reservas de “gas no convencional”, entre ellos el “shale gas” ya equivalen al 60% del total de las reservas de gas natural. Y, a pesar de que Estados Unidos, Australia y la India ya explotan sus yacimientos de shale, este recurso se encuentra en una fase incipiente de explotación. En México se está estudiando su viabilidad, pero expertos señalan que las reservas mexicanas pueden ser las cuartas más grandes del mundo.
La consultora IHS prevé que la abundancia de gas conduzca a una caída de su precio y conduzca a una sustitución de fuentes de energía más caras, como la nuclear. La tendencia de la industria indica que el precio del gas convergerá en todo el mundo, lo que abaratará los precios actuales en regiones como América del Norte -México incluido-, que se convertirá en una de las principales productoras.  
72 veces más contaminante que el CO2
Tener amplias reservas y precios bajos son dos poderosas razones para explotar el gas, pero su combustión, su producción y su transporte emiten una gran cantidad de GEI, al igual que otros combustibles fósiles como el petróleo o el carbón. En el caso del gas natural, su componente principal es el metano CH4, que es 72 veces más contaminante que el CO2, según el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) y las fugas de gas son una de las principales fuentes de contaminación del su proceso de explotación.
Además, el “shale gas” es aún más contaminante que el gas natural y requiere abundantes cantidades de agua para su proceso de explotación. Una de las principales preocupaciones de los expertos consiste en que la “fractura hidráulica” de la roca, que es una técnica que utiliza la industria para extraer y permitir el flujo del gas, requiere de una enorme cantidad de agua y, además, pone en riesgo los depósitos subterráneos de agua potable, que pueden ser contaminados e infectados por el flujo de "shale gas".  
Aún así, expertos del sector automotriz, transporte y construcción, entre otros, opinan que debido al bajo precio del gas las industrias incrementarán su uso, lo que multiplicará las emisiones de CO2 y contribuirá a elevar en 3.5 grados centígrados la temperatura promedio del planeta, lo que acarreará efectos negativos para la flora, la fauna, los seres humanos, la atmósfera y las reservas de agua potable.
En general, el gas es considerado por la AIE como “el combustible fósil más limpio”, pero contamina más que la energía nuclear y mucho más que las fuentes renovables y verdes, como la energía eólica, solar, geotérmica, hidráulica, así como la procedente de biocombustibles.
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