domingo, 29 de junio de 2014

Conviértete en un multi-emprendedor



A sus 30 años, José Smeke ha fundado más de media docena de empresas. Sigue su ejemplo y atrévete a dar el gran salto.

José Smeke Farca se siente a gusto si lo describen como un emprendedor de tiempo completo que atiende sus negocios en un esquema de medio tiempo.
Extremadamente inquieto, el empresario, actualmente en sus 30 años, ha creado media docena de empresas –con una de las cuales ganó el Premio Nacional de Emprendedores en 2012–, y reparte su atención entre ellas, la mentoría que da a emprendedores y las conferencias que dicta.
José es tanto un experto en diseño como en la gestión del tiempo. Por ejemplo, hace años cuando atender cuatro o cinco clientes al día se volvió imposible para él debido al tráfico de la ciudad, compró una moto y optimizó sus traslados.

La historia de este multiemprendedor no es la de aquél que compaginó un trabajo con horario de oficina y un proyecto de negocios de medio tiempo. Es la de alguien que sabe sacarle jugo a las horas del día.
La primera empresa que fundó este diseñador industrial a finales de la década de 1990 fue EMV de México, especializada en decoración y arquitectura, con la que hoy construye casas en Querétaro y que ha ejecutado desde su creación cerca de un millar de proyectos residenciales y comerciales. Para Smeke, uno de los mayores logros de este despacho es la remodelación de la residencia oficial del embajador de Israel en México.
Años después fundó otras empresas como Home Terminal Solutions, que desarrolla soluciones tecnológicas para la administración de pagos a personal; Chelsen, que ofrece un sistema ahorrador de agua para la regadera que permite a un hogar economizar 50 litros de agua diarios (desarrollo que le valió a José el premio mencionado); y Mycelia, que comercializa un panel estructural, usado en la construcción, fabricado con residuos agrícolas como granos dañados y un compuesto del hongo llamado micelio, con el que puede sustituirse un panel hecho a base de unicel.
Hubo una época en que no sólo su éxito era incierto, sino incluso su porvenir: a los 14 años sus padres lo sacaron de la secundaria para que se incorporase a la producción de hombreras, el negocio familiar y se dedicara al comercio.
Transición natural
Después de convencer a sus papás de que ése no era su camino, volvió a los estudios y eventualmente se convirtió en diseñador industrial. Después de la universidad y sin capital, rechazó una oferta de trabajo con buena paga en una importadora y optó por colaborar con un afamado interiorista, sin sueldo primero y después por una paga simbólica.
No tardó mucho en darse cuenta de que en ese empleo carecía de oportunidades de crecimiento y renunció. Entonces los clientes mal atendidos de su ex patrón comenzaron a buscarlo. José, en una muestra de lealtad se lo advirtió a su ex jefe pero a éste no le importó. Se lanzó entonces al ruedo, con una experiencia mínima y sin proveedores ni infraestructura.
No obstante, se comprometió a hacer un trabajo de cierto precio, con determinada calidad y en un tiempo concreto. Cumplió de tan buen grado, que esos clientes comenzaron a recomendarlo. Desde entonces no ha parado.
En ese momento su negocio le dejaba muchas horas libres que ocupó para estudiar a su competencia haciéndose pasar por un cliente. La transición de este emprendedor serial, de un negocio de medio tiempo a tiempo completo careció del momento simbólico de la renuncia al trabajo fijo que sostiene un emprendimiento en su etapa inicial. Él se lanzó a la aventura sin red.
Pero pocos siguen ese camino. En un principio es normal que los emprendedores alimenten su negocio nuevo con el ingreso proveniente de su empleo. Sólo que tienden a continuar esta práctica, perdiendo de vista el momento adecuado de separar los ingresos provenientes del negocio y el puesto laboral para ver exactamente cuánto está generando el primero, dice Mónica Pinal, directora de Incubadora, Aceleradora y Parque Tecnológico del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.
Al hacer este análisis, pueden determinar cuándo es tiempo prescindir del dinero que le están inyectando al negocio por fuera y que es momento de dedicarse de lleno al proyecto.
Es legítimo posponer este salto y quedarte trabajando “dentro del garaje de tu casa”, si deseas posponer una inversión considerable como la renta de un local u oficina o el negocio no da para pagar un sueldo que cubra tus gastos. “Cuando estás en la etapa de experimentar y validar tu producto siempre es bueno empezar chico”, dice José, quien considera que cuando tus clientes comienzan a recomendarte con otras personas llegó el momento de crecer.
En su opinión, “el siguiente paso”, debería ocurrir de manera natural, casi orgánica. Sucede cuando el emprendedor se percata de que “el negocio de medio tiempo que pudo empezar como accidente o juego, ahora le está demandando mayor tiempo y se da cuenta de que tiene menos tiempo para dedicarle a las otras cosas que creía más importantes para él, como su empleo actual”, señala.
Y reitera: “Justo allí es cuando te das cuenta de que dejaste de ser un emprendedor de medio tiempo y que requerirás poner más recursos, tiempo y esfuerzo en tu negocio”. Es de esperarse que en tales circunstancias, tu situación económica haya mejorado y el cambio sea algo que realmente deseas; es decir, “decidiste moverte hacia esa dirección porque crees que es lo más conveniente a tus intereses”, concluye.

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