El éxito no es una figura inalcanzable ni sólo para personas “especiales”. Quitar algunos mitos que rodean al éxito te hará lograrlo sin tantos rodeos.
Si las palabras fueran anuncios luminosos, el halo más grande sería el de la palabra “éxito”. La palabra más endiosada por millones de personas alrededor del mundo aparece ante los ojos del hombre como un sol ideal de proporciones macrométricas, mismo que por “ideal” se comporta en la mente de los individuos como una “figura inalcanzable”.
Como espectadores que gozan de ver trucos de magia en vivo, observo a personas sentadas al filo de la butaca y aplaudiendo. Ellos son los mismos que pasan el día siguiente sentados en el sofá de su casa frente al televisor, como si el éxito sirviera sólo a personajes que usan lentes oscuros y huyen de los paparazzi. Un éxito que para muchos se come con más de seis cubiertos, con vajillas de plata y copas de cristal, éxito que sólo lo viven aquellos con más de siete cifras en las cuentas bancarias, con fotografías en lugares paradisíacos y alarde en los medios.
Por eso, no pierdo la oportunidad de darle la vuelta a lo leído, a lo aprendido, a lo visto desde afuera y adentro para darle cinco cachetadas al éxito corrompido:
1. El éxito no es un camino
He visto decenas de imágenes en la web donde aparecen dos caminos y dos señalizaciones, una que dice “fracaso” y otra “éxito”, siempre con direcciones opuestas como si el éxito no incluyera al fracaso. Si quieres verdaderamente acercarte al éxito, deja de pensar que el éxito es un camino, pues con ello corres el riesgo de que tu mente enloquezca al pensar si estas o no yendo en la dirección correcta.
El éxito no tiene una dirección. Es más bien un sentido… y como todo sentido, sólo se adquiere si tú se lo das. Sólo pregúntate si el objetivo que ves a lo lejos, como un faro, es el tuyo. Si por algo no lo ves suficientemente grande o luminoso, detente y analiza. Porque sobre el agua, sólo la punta de tu barco define la ruta.
2. El fin último del éxito es un sentimiento
Sin duda, la mayor parte de los objetivos que como seres humanos nos ponemos tienen como fin último el conseguir un estado emocional. Quieres emprender, conseguir y ganar, siempre para obtener un estado ideal que impacte sobre la emoción. Sentir felicidad es un gran anhelo de muchos, cuya búsqueda se concreta en un estado de plenitud.
Piensa, pues, si todos esos números caen o no en una emoción. Si cada cosa que emprendes tiene suficiente valor para ti. Piensa si el tamaño de tu empresa y sus procesos te dan la libertad que quieres. Porque al final será la pasión el motor de tu barco y con ella enfrentarás las noches de tormenta y los relámpagos.
Pregúntate si tu emoción es grande, porque sólo de esa manera lo conseguirás, porque sólo así valdrá la pena pagar los precios de tu emprendimiento. Porque el intercambio en esa negociación te es sumamente valioso. Sólo así te asegurarás de no abandonar lo emprendido.
3. El éxito nunca le llega a los insaciables
Uno de los grilletes más grandes del liderazgo es la comparación. Maldición para los insaciables, aquellos que consiguen siempre metas que no logran disfrutar, porque siempre quieren más, y el éxito en ellos se desmorona tras alcanzarlo, porque es una ley universal; si no lo valoras: lo pierdes. Su mirada sólo está en el futuro y no aprecian el presente, son escaladores con rumbo y dirección, pero sin aceptación del verdadero valor de los objetivos.
No hablo nunca de ser conformista, sólo acentúo que la valoración de lo conseguido siempre debe ser objeto de disfrute; de otra manera, se vive sin sentido, con emociones descontroladas por un vacío que nunca se termina de llenar.
4. El éxito es traducción de ti
Idealizarlo resulta inalcanzable. Para muchos el éxito suena en un idioma que desconoce. Habrá entonces que preguntarte: ¿Que es el éxito para ti? ¿Cuánto? ¿Cómo? Y, sobre todo, ¿para qué? Pues de otra manera pierde utilidad. Haz del éxito un fluir personal entre lo que desees de la manera más pura y aterrízalo en un objetivo, siempre buscando sentido en tu vida, para desde ahí tirar la piedra lo suficientemente lejos como para disfrutar del trayecto y aprender de ti mismo, superándote.
5. El “ensayo y error” es la peor metodología para el éxito
Siempre comprende que es lo que falló en tu proceso, cuáles son los pasos que debes cambiar para conseguir aquello que deseas. Si requieres de nuevos conocimientos, apoyo o apalancamiento. Pues sólo las personas con claridad saben dónde están varadas y cuál es el puerto a dónde quieren ir. Compréndelo y continúa.
Cambia el enfoque para concebir que lo único poderoso es el “ensayo y acierto”. Los errores no existen en el mundo del éxito. Sólo existen los aprendizajes transformados en escalones sólidos.
6. El éxito es un descubrimiento
Y como todo descubrimiento requiere ser develado. Pero siempre y en todos los casos, algo certero y renuente con el éxito es la implicación del aprendizaje de valor sobre el trayecto recorrido. Pues si de algo se trata la vida, es de aprender a valorarla, para con ello saber vivirla.
Intenta observarte desde afuera y pide ayuda, haz de ello una tarea constante y no generes sensacionalismos estúpidos. Ve las cosas como son y no peores o mejores de lo que son. “Tengo lo que tengo y soy lo que soy”, te llevará mucho más lejos de lo que crees. Porque sabrás reconocer nuevamente el punto de partida, ubicando la punta de tu barco y tu faro, reconociendo que sobre el agua no existe un camino, sólo el deseo, la luz del faro, la voluntad y determinación de navegar para encontrar el puerto deseado.
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