En diciembre pasado, Brookfield concretó la compra de Verde Realty, un gran urbanizador en la frontera mexicana, en un acuerdo valuado en 683.5 millones de dólares (mdd), incluyendo la absorción de deuda.
Verde Realty fue fundada hace cerca de una década por el empresario inmobiliario William Sanders, quien apostó al crecimiento de las operaciones manufactureras a lo largo de la frontera, impulsadas por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Nafta por sus siglas en inglés.
Sin embargo, debido al descenso de los valores inmobiliarios en el lado mexicano, Verde Realty se convirtió en un desastre financiero para la larga lista de inversionistas que Sanders reclutó, incluyendo Vornado Realty Trust y Fortress Investment Group.
Especialistas inmobiliarios afirman que el valor de las propiedades industriales en ciudades mexicanas se ha reducido en hasta 10%.
“Había un descuento por activos mexicanos”, dice David Arthur, socio gerente de Brookfield, firma con sede en Toronto y que tiene 181 mil millones en activos bajo gestión, incluyendo inmobiliarios, de infraestructura y de energía.
La apuesta de Brookfield también está basada en la creencia de que hay una recuperación en camino. Arthur apunta a un descenso en la violencia ligada al narcotráfico y al fortalecimiento del comercio entre Estados Unidos y México.
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