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Mucho fastidio le generaba a Andrés Rivero las largas colas y el tiempo de espera inexorable que debía atravesar en sus tiempos de estudiante universitario, para poder comer algo o comprarse alguna gaseosa. Incluso muchas veces prefería no consumir, por no disponer del lugar apropiado para hacerlo.
Por eso, una vez que finalizó sus estudios, no lo dudó. Con mucha humildad y limitaciones varias, se puso un carrito de sandwiches y bebidas en la sede de la Universidad de Chile a la cual asistía. Al cabo de un tiempo, el modesto negocio comenzó a funcionar bastante bien, con lo que pudo instalarse en un puesto dentro de la universidad.
Por eso, una vez que finalizó sus estudios, no lo dudó. Con mucha humildad y limitaciones varias, se puso un carrito de sandwiches y bebidas en la sede de la Universidad de Chile a la cual asistía. Al cabo de un tiempo, el modesto negocio comenzó a funcionar bastante bien, con lo que pudo instalarse en un puesto dentro de la universidad.
Un año después, Rivero ya tenía su propia red de distribución de comida rápida y saludable para estudiantes de diversas universidades chilenas, con más de 10 puntos de venta fijos. “A mí me ayudó mi propia experiencia de estudiante. Era muy molesto ir hasta los lugares tradicionales en donde se tardaba mucho para poder comer algo. Ahora, los estudiantes tienen la posibilidad de comprar algo al paso, rico y saludable”, relata Andrés.
Quick Deli ya es todo un clásico dentro del circuito estudiantil chileno y tiene una facturación de 600 mil dólares al año.
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